Creadora y editora de So Good So Cute Magazine y…
En junio de2020 el Consejo de Ministros aprobó la tramitación de un anteproyecto de ley en el que, entre muchos elementos orientados a fomentar la economía circular en nuestro país, quedaba “prohibida a partir de 2021 la destrucción de excedentes no vendidos de productos no perecederos, tales como textiles, juguetes, aparatos eléctricos, entre otros, salvo que dichos productos deban destruirse conforme a otra normativa”.
Por lo que respecta a la industria textil esto significa que a partir del 2021 (o a partir de cuando se apruebe la ley porque todavía está en trámite) quedará prohibido que las marcas quemen sus excedentes que, según un informe del portal The Business of Fashion, está alrededor de los 500.000 millones de euros de ropa al año.
Y es que sí, señoras y señores, actualmente hay marcas de moda que prefieren quemar la ropa que no venden antes que darle salida a un coste menor en sus outlets, transformarla o donarla a entidades sociales. Algunos casos que han salido a luz son el de británica Burberry, que en el año 2018 parece que hizo arder más de 32 millones de euros. También ese mismo año H&M confesó haber quemado parte de los más de 3.400 millones de euros que tenía acumulados en ropa que tenía fuera de stock en sus almacenes. También recientemente se ha descubierto que en algunos casos la ropa que compramos vía ecommerce y después devolvemos, es directamente descartada y… quemada.
Los motivos por los cuales las marcas de ropa queman sus excedentes son varios, pero principalmente se centran en evitar el desprestigio de la firma (¡cómo voy a permitir que mis bolsos de arca los vista cualquier persona!) o eludir los sobrecostes que supone arreglar esas prendas o transformarlas en algo nuevo. Muchas de estas firmas aseguran que con la quema de sus prendas generan energía para sus factorías, una excusa algo mediocre teniendo en cuenta el costo energético y humano que ha supuesto la fabricación de unas prendas que, normalmente, han dado varias vueltas al planeta (cultivo de la materia prima, manufactura, acabados, etc.) antes de llegar al punto de venta.
Afortunadamente, sí hay muchas marcas que ya hace tiempo cuentan con sus propios outlets o, mejor aún, con acuerdos con organizaciones sociales para dar salida a sus stocks. Un proyecto que me tiene enamorada en este sentido desde hace años es el de Moltacte, una cadena de tiendas outlets de marcas del grupo Inditex que emplea a personas con problemas de salud mental. También en A Coruña Inditex cuenta desde hace tiempo con un outlet que emplea a personas con discapacidad.
Y aquí, como veis, he roto una lanza a favor del “monstruo” del fast fashion, porque creo que lo cortés no quita lo valiente y es menester reconocer las cosas bien hechas. Y es que me parece mucho más coherente este tipo de alianzas con entidades sociales que las acciones que últimamente estoy viendo de algunas marcas que se están posicionando como las abanderas del “fomento de la economía circular” y que se basan en poner contenedores de recogida de ropa en sus tiendas que, muy amablemente, puedes cambiar por vales descuentos para comprar prendas nuevas en sus tiendas; acciones que nos llevan, de nuevo, a esta espiral del sin sentido del consumir por consumir. Sería mucho más interesante, digo yo, asociarse con entidades que ya están gestionando la recogida de ropa, como Fundación Humana o la Cooperativa Roba Amiga, para generar estos flujos de ropa y, entonces sí, generar una auténtica economía circular.
Precisamente, el punto culminante del proyecto de ley que os comentaba al inicio de este texto es la obligación del gobierno de desarrollar un régimen de responsabilidad ampliada del productor de textil (SCRAP -(Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor) que involucra muy especialmente a estos gestores de la ropa y que, esperamos, sea más efectivo que el que actual sistema de gestión del residuo plástico en nuestro país y del que te hablábamos el mes pasado. Pero esto es ya material para otro artículo.
Algunas cosas que puedes hacer para evitar el mercantilismo de la economía circular en la industria de la moda:
- Antes de comprar nada, piensa si realmente lo necesitas o, aunque no lo necesites, le vas a dar uso.
- Dale una oportunidad a las tiendas de segunda mano.
- Repara todo aquello que puedas o, si no te aclaras, llévalo a arreglar.
- Regala a amistades o dona a entidades sociales aquellas prendas que no estés usando. También puedes hacer intercambios.
- Cuando no puedas ni reparar ni regalar la prenda, deposítala en el contenedor de recogida de ropa para que su fin de ciclo sea gestionado de la mejor manera posible.
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Creadora y editora de So Good So Cute Magazine y co-fundadora del Club So Good. Edirora de la sección Tendencias sostenible en La Primera Pedra de RAC 1. Periodista especializada en moda, sostenibilidad y responsabilidad social. Co-fundadora de la Asociación de Moda Sostenible de Barcelona. Primera bloguer de moda sostenible en lengua española. Desconecta pedaleando.