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“La pregunta no es si comprar o no ropa de segunda mando; la pregunta es si realmente necesitamos comprar esa prenda»

“La pregunta no es si comprar o no ropa de segunda mando; la pregunta es si realmente necesitamos comprar esa prenda»

  • Entrevista a Rafael Mas, director de Relaciones Externas y Proyectos de la Fundación Humana.
  • Hablamos sobre el presente y futuro del residuo textil y la ropa de segunda mano tras la aprobación de la Ley 7/2022 sobre residuos y suelos contaminados para una economía circular.
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«No hay nada más sostenible que aquello que ya existe». Este es uno de los mantras de So Good So Cute y por ello somos fieles defensoras de los modelos de negocio basados en la ropa de segunda mano como materia prima. 

Pese a ello, no queremos dar el falso mensaje de que consumir ropa de segunda mano es algo inocuo para el planeta. Y es que, por más que este modelo de consumo permita alargar la vida útil de una prenda de ropa y reducir el consumo de nueva, poner en circulación ropa de segunda mano también tiene un coste ambiental importante: gestión de espacios físicos y virtuales donde exhibirla; logística y distribución; servicios de higienización y clasificación, etc. Eso, sin contar que el hecho de saber que nuestra ropa va a ser reutilizada por otras personas nos puede llevar a deshacernos de ella con mayor celeridad. Una falsa percepción que seguramente irá en aumento a medida que se implemente la Ley 7/2022 sobre residuos y suelos contaminados para una economía circular en la que, entre otras, obligará a las empresas que pongan ropa nueva en circulación a hacerse cargo de los residuos textiles y la posterior gestión de los mismos”. Algo parecido a lo que pasa ahora con los envases, el vidrio o el papel. 

Para profundizar en este tema y reflexionar sobre él, hemos querido hablar con Rafael Mas, director de Relaciones Externas y Proyectos, HUMANA FPP, una organización sin ánimo de lucro que desde el año 1987 se ocupa de la gestión del “residuo” textil en nuestro país con el objetivo de proteger el medio ambiente a través de la reutilización de éste. 

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– Rafa, ¿a qué obliga exactamente la Ley de Residuos 07/2022 en materia de recogida textil? 

La Ley de Residuos 07/2022 indica que a partir de 2025 todos los municipios de España deberán establecer un sistema de recogida separada para el textil. Esto significa que cada municipio deberá tener un sistema para ello. Pero la Ley no dice si deberán ser diez contenedores o 100, sino que simplemente que debe existir esta recogida separada. 

Por otra parte, a partir de abril de 2025 tendrá que conformarse uno o varios sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), al igual que ocurre con otros flujos de residuos (envases, vidrio, papel, RAEE y otros).

– ¿De quién será la responsabilidad de gestionar este “residuo”? 

El RAP o SCRAP (si fuera un sistema colectivo) sólo lo pueden conformar (y pagar) aquellos entes que ponen textil en el mercado. Así que corresponde a las marcas. Los fabricantes venden a las marcas y son ellas las que lo ponen en el mercado. Esto incluirá los market places. El desafío es enorme y una de las incógnitas es cuántos sistemas habrá, qué pasará con los free riders (los que venden y no pagan), cuánto ha de pagar cada marca, etc.

En este sentido, las prendas de las que su poseedor quiera deshacerse serán consideradas residuos y deberán seguir el apropiado sistema de gestión que los RAP dictaminen. Salvo mayúscula sorpresa, se gestionarán de la misma manera que hasta ahora, con gestores de residuo textil como, por ejemplo, Humana. 

– ¿La segunda mano también entra en esta ecuación? 

La segunda mano está exenta de participar de este sistema puesto que esa ropa ya se puso en el mercado anteriormente.

Humana y otras entidades sociales somos gestores de residuos, y actuaremos gestionando las prendas que la ciudadanía no quiera vestir, tal y como llevamos haciendo décadas.

– A primeros de año vimos como algunas de las grandes del sector (Decathlon, H&M, Ikea, Inditex, Kiabi, Mango y Tendam) constituían en España la Asociación para la Gestión del Residuo Textil, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es gestionar los residuos textiles y de calzado que se generen en el mercado español a través de un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor.

Así es. Las grandes abren el camino y ponen los medios para crear el sistema RAP y las pequeñas deberán unirse (lo más probable) o crear su propio sistema (improbable).

– ¿Cómo le afecta eso a Humana y otras entidades sociales que hace décadas que os ocupáis de gestionar este residuo textil? 

Humana y otras entidades sociales somos gestores de residuos, y actuaremos gestionando las prendas que la ciudadanía no quiera vestir, tal y como llevamos haciendo décadas. Los gestores actuales acumulamos gran experiencia, know how suficiente y medios técnicos y humanos para ser parte integrante de los sistemas que vengan, sean uno o varios.

También leo que algunos ayuntamientos ya están colocando contenedores propios. ¿Cómo van a convivir estos contenedores con los sociales de entidades como Humana?

Hay unos pocos ayuntamientos que han entendido que la mejor manera de gestionar el residuo textil es internalizando una recogida propia. No tenemos constancia de ningún sistema propio que sea ejemplar y eficiente, tanto desde el punto de vista del servicio ofrecido como de la eficiencia del mismo. Recoger ropa usada es un asunto suficientemente complejo, que exige de personal altamente cualificado, experiencia y vocación de servicio público, cosa que muchas organizaciones privadas y sociales hacen con éxito desde hace más de 25 años.

Recoger ropa usada es un asunto suficientemente complejo, que exige de personal altamente cualificado, experiencia y vocación de servicio público.

A más contenedor se entiende (y se espera) más recogida. Cosa que en principio es buena pero, ¿cómo se va a gestionar toda esta ropa? 

De acuerdo a la Ley, a más contenedores, más residuo textil. En España recogemos entre todos los operadores un 12-15% de lo que se desecha. En Francia, con 14 años de experiencia en un SCRAP se llega al 40%, y en Alemania, sin sistema alguno, al 75%. En España, lógicamente, se plantea que el volumen recogido sea mayor, lo que implica que la proporción de ropa no reutilizable aumentará.

Esta pérdida de valor será compensada por fondos del RAP derivados a los gestores y también por un incremento del valor del flujo de textil a reciclar, que poco a poco irá teniendo más importancia para generar fibras recicladas que se incorporen a la cadena productiva.

Pero imagino que la ropa «buena» será donada a entidades como Humana para que la vendan en España. ¿O qué pasará con ella?

Este es el eterno debate. A día de hoy la ropa, buena o mala, es considerada un residuo. Como tal, ha de ser gestionada convenientemente siguiendo la jerarquía de residuos: prevenir, reutilizar, reciclar, valorizar, eliminar. De todo esto, el textil que pueda ser reutilizado, se reutilizará localmente o en el mercado global. Y Humana es especialista en ello.

A día de hoy la ropa, buena o mala, es considerada un residuo.

¿Y qué pasará con la ropa que se envía a países en vías de desarrollo como África? ¿también incrementará? ¿Qué impacto supondrá ello en el desarrollo de estas economías?

En Humana pensamos que el mercado global de textil de segunda mano tiene aún mucho recorrido, frente a aquellos que dicen lo contrario sin conocer a fondo cómo funciona. Lógicamente, si toda Europa recoge más y más residuo textil, este incremento en volumen podría saturar ciertos mercados, pero estamos aún muy lejos de ello. Los países menos desarrollados necesitan de la ropa usada, esto significa aranceles por importaciones, empleos formales e informales, economía ligada al transporte, a la venta, a la reparación y lo más importante, que es dar respuesta al derecho a una vestimenta digna.

Estamos frente a una dicotomía dialéctica que algunos sectores utilizan para desincentivar las exportaciones de productos textiles de segunda mano cuando lo que se debe plantear como única vía de solución es la menor producción global de productos textiles y que estos sean más duraderos. La propia Unión Europea lo dice: “Fast fashion is out of Fashion”. 

¿Qué pasará con la ropa en peor estado? 

La ropa no reutilizable, que versa sobre el 30% ahora mismo, deberá de ser reciclada. Ahora mismo en procesos de downcycling (infrareciclado), pero en un futuro próximo como upcycling (sobrereciclado) en procesos de fiber to fiber mediante reciclaje mecánico o reciclaje químico. Aparecerán numerosos negocios asociados, sobre todo en el campo del reciclaje y la preparación para el reciclaje (eliminación de impropios y separación mecánica).

Humana es especialista en preparación para la reutilización y nos avala una trayectoria y conocimiento muy amplia y especializada, pero obviamente no descartamos poder ampliar nuestras actividades a estos nuevos sectores.

Aparecerán numerosos negocios asociados al campo del reciclaje.

Por otra parte, como apuntábamos al principio, inquieta que el “efecto recogida” provoque un mensaje en el subconsciente social del tipo “no te preocupes por comprar porque ya tenemos maneras de reciclar la ropa», provocando al final un incremento del consumo de ésta. 

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Sin duda, aquí emergen dos asuntos que serán muy importantes. El primero es el respeto por la jerarquía de residuos (reutilizar antes que reciclar); y el segundo es la comunicación franca y transparente que deberá hacerse desde los sistemas RAP. La industria textil (las marcas) tienen que interiorizar que el futuro pasa por producir menos y de más calidad para aumentar la durabilidad, y producir con criterios de ecodiseño, de tal modo que se permita un correcto reciclaje al final de la vida útil de los textiles. 

La ciudadanía también debería percibir este cambio de modelo y asumir que no puede adquirir tanta moda, tan rápido y, en algunos casos, de tan mala calidad. Debemos mantener un espíritu crítico con nuestro propios hábitos y frecuencia de compra. La pregunta que debemos hacernos no es si comprar o no segunda mano. La primera pregunta es si de verdad necesitamos comprar esa prenda. Si la respuesta es afirmativa, debe ir acompañada de una reflexión: comprándola de segunda mano ayudaremos a que lo que era un residuo sea de nuevo un recurso, promoviendo un modelo más circular para la moda y prolongando su ciclo de vida. 

Humana gestionará el residuo textil que se genere, pero de momento, hay que pensar que por nuestras plantas de separación pasan millones de prendas que fueron adquiridas hace 10, 20 o 30 años.

La industria textil (las marcas) tienen que interiorizar que el futuro pasa por producir menos y de más calidad.

En España siempre hemos ido algo por detrás que otros países de Europa en el consumo de ropa de segunda mano. ¿Habéis notado algún cambio en este sentido? 

Sí, el tipo de persona que consume moda de segunda mano se ha diversificado en los últimos años, porque se han roto estereotipos y prejuicios: de una demanda formada básicamente por personas atraídas casi en exclusiva por el factor precio, hemos pasado a un escenario en el que se combinan consumidores y consumidoras en busca de ropa de calidad a precios asequibles, con clientes con una sensibilidad social y ambiental muy clara, que quieren alejarse del modelo fast fashion imperante y cultivar una identidad y una imagen propias construidas a partir de prendas second hand. Además, la segunda mano es la puerta más accesible y democrática a la moda sostenible.

Otro aspecto importante es que la edad media de las personas interesadas en la moda de segunda mano se ha reducido de forma considerable. La Generación Z ha abrazado la segunda mano por varias razones: por sostenibilidad, por precio, por esa búsqueda de una identidad propia, por la experiencia de cliente que les ofrece las tiendas de segunda mano, etc.

Por definición la prenda más sostenible es la ya fabricada. Ahora bien, debemos evitar comportamientos propios del fast fashion cuando hablemos de moda second hand. Nos gusta la moda, pero sobre todo nos gustan las personas y el Planeta que habitamos, así que debemos seguir promoviendo un consumo responsable. Y esto es extensible también al second hand.

La ciudadanía también debería percibir este cambio de modelo y asumir que no puede adquirir tanta moda, tan rápido y, en algunos casos, de tan mala calidad.

¿Tenéis alguna estrategia para incrementar esta diversificación de públicos? 

Sí, precisamente en los últimos meses las tiendas Humana han iniciado un proceso de transformación, con un rebranding que, sin alejarnos del público actual, quiere atraer la atención de otros sectores de la sociedad. La nueva imagen y este concepto más moderno, cuidado, atractivo e innovador se inspiran en la idea de ofrecer una forma de comprar inteligente y responsable. Esa responsabilidad ambiental y social es inherente a nuestros valores y a nuestra misión como organización, así que la nueva imagen parte de ellos.

De momento estamos haciendo la prueba piloto en dos tiendas de Madrid, pero esperamos que poco a poco el rebranding llegue a todos.  

Debemos evitar comportamientos propios del fast fashion cuando hablemos de moda second hand.

¿Qué mensaje queréis aprovechar para hacer llegar al consumidor, consumidora?

Que si se trata de una persona que no ha comprado nunca moda de segunda mano, se anime a hacerlo porque seguro que se sorprenderá de su calidad y precio. Y si a eso añade el componente ambiental y social, la fórmula es casi perfecta.

Muchas gracias Rafa. 

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Mockup con el rebranding de las tiendas Humana. Un proyecto de So Good Studio & Majima Studio.
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