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«No es colectivamente inteligente usar una prenda diez veces y enviarla a reciclar»

«No es colectivamente inteligente usar una prenda diez veces y enviarla a reciclar»

  • Conversamos con Clara Guasch (GirbauLAB), sobre industria textil y circularidad. 
  • Esta es la primera entrevista de un ciclo orientado a profundizar en la fase de uso del textil como clave para una industria de la moda más circular. 
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La industria de la moda es la responsable de entre el 8 y 10% de emisiones de Co2 en el mundo y una de las principales consumidoras de agua (The environmental price of fast fashion) y, obviamente, una de las etapas más críticas es la de producción de la prenda. 

¿Pero sabías que la fase de uso de la ropa también tiene un gran peso en estas cifras? De hecho, un estudio reciente de la OCU asegura que ésta es la segunda fase del ciclo de vida de una prenda que más impacto ambiental negativo genera, suponiendo hasta el 34% del total. Aunque más conservadores, también son significativos los datos de Mitra Future Fashion que, tras analizar el consumo de textiles en Suecia, concluyó que la fase de uso podría contribuir con el 14% de los impactos climáticos totales del consumo de ropa. 

Sea mayor o menor, esta cifra podría reducirse significativamente si la ropa ya fuera diseñada teniendo en cuenta una mayor optimización de esta fase de uso y, por supuesto, si consumidoras y consumidores tuviéramos suficiente cultura textil para relacionarnos lo mejor posible con la prenda desde el mismo momento en que nos planteamos adquirirla. Ya en 2015  la firma de vaqueros LS&Co. publicó un estudio en el que aseguraba  que el impacto climático de sus jeans podía llegar a reducirse hasta un 75% en la fase de uso solo con lavarlos con menor frecuencia.

Precisamente por ello desde So Good So Cute, y en colaboración con el espacio de innovación colaborativa GirbauLAB, hemos decidido realizar una serie de entrevistas a profesionales del sector orientadas a aportar luz a aspectos esenciales de la circularidad en la industria textil. Y, como no podía ser de otra manera, iniciamos esta serie conversando con la directora de GirbauLAB, Clara Guasch. 

 

– Clara, ¿por qué esta apuesta de GirbauLAB por generar conversación sobre el impacto que tiene el textil en la fase de uso?

Desde GirbauLAB tenemos claro que queremos colaborar y aportar conocimiento para generar soluciones conjuntas que permitan la circularidad de los textiles en todo su potencial. Pero lo que vemos es que, en general, se está poniendo mucho énfasis en proyectos que se centran en la fase de producción y/o en la fase de reciclado. El “principio” y el “final” de una prenda. Y está muy bien, pero si pensamos en circular, hay más. 

La fase de producción lleva tiempo en el punto de mira por motivos bien conocidos como el elevado consumo energético, hídrico y químico de la producción textil en general. La textil es una industria extremadamente resiliente e innovadora, muy acostumbrada a transformarse y reinventarse, y que ya hace tiempo está avanzando hacia otro modelo productivo. Por supuesto, queda mucho recorrido y sobre todo queda mucho espacio para influir en el cambio desde la fase de diseño de producto que a su vez tiene un importante impacto en el uso. 

La fase de reciclado, obviamente, es crucial cuando hablamos de circularidad textil. Y también se está avanzando e innovando mucho en este sentido, pero es posible que el avance de esta fase genere un efecto Jevons. La paradoja de Jevons explica que la solución a un problema tecnológico (el reciclado en este caso) genera un efecto llamada al consumo del recurso al que esta tecnología ha beneficiado en eficiencia, lo cual hace que ese mismo problema que se quiere resolver aumente en vez de disminuir. 

En este caso, como vemos que hay una solución (el reciclaje) que “elimina” el problema (el residuo) y lo convierte en un nuevo recurso, tanto productores como consumidores bajamos la guardia y no sentimos la necesidad de cambiar hábitos. El resultado es que se produce más y se consume más en un círculo que, además, no necesariamente tiene que ver con la economía circular, ya que ésta requiere de la máxima eficiencia en la utilización y aplicación de recursos. Aún así, la economía circular también tiene pérdidas, tanto en términos de cantidad (cada ciclo implica energía e insumos nuevos; y por cada kilo de ropa reciclada no obtenemos un kilo de ropa nueva), como de calidad.

Es decir, aunque la industria tenga soluciones para gestionarla, no es colectivamente inteligente usar una prenda diez veces y enviarla a reciclar. Debería poder usarse mucho más antes de su fin de vida. 

Con todo, vemos que existe un gran camino en la prolongación de la fase de uso. Y por ello desde GirbauLAB tenemos interés en generar un diálogo y crear iniciativas que lo posibiliten. 

 

«Vemos que existe un gran camino en la prolongación de la fase de uso de una prenda de ropa». 

 

– Pero la realidad es que a consumidoras y consumidores nos cuesta bastante alargar la vida de una prenda de ropa, ya sea porque se nos deteriora al poco tiempo o por un tema de moda y hábitos de consumo. 

Exactamente. Y aquí entra en juego todo lo tiene que ver con la cultura textil y su propagación. Para mí aquí hay tres elementos clave: 

El primero, la calidad de la prenda de origen. En este sentido tiene especial relevancia la fase de producción (qué materiales, tejidos, acabados, calidades, funcionalidades, etc. se están utilizando), pero también el conocimiento que la compradora o comprador tiene al respecto para elegir una u otra prenda según las necesidades y funcionalidades que le quiera dar. No buscarás lo mismo en una prenda técnica (funcionalidad), en una de fondo de armario (calidad y atemporalidad) o en una prenda para una ocasión especial (materiales, diseño).  

El segundo, es el uso que haces de la prenda. Los hábitos de cada persona son distintos y es importante que las marcas comuniquen y compartan información acerca de los mejores usos y prácticas para sus prendas. Por ejemplo, que un vestido me dure veinte años porque me lo he puesto tres veces, no es lo relevante. Lo interesante es que se pueda usar mucho para sacarle partido a los recursos que hay invertidos en la prenda, ya sea por la versatilidad, el diseño o la calidad de la prenda o por el modelo de negocio en el que se basa este uso. 

Y el tercero, el cuidado de la prenda, que también es distinto según el caso. En nuestros armarios hay mucha diversidad: prendas de “fondo de armario”, prendas especiales, prendas técnicas, etc. Cada tipología requiere una atención y cuidado distintos. Y las personas debemos saber leer y entender lo que las etiquetas nos dicen para conocer las necesidades específicas de lavado y cuidado, prolongar la calidad, evitar que se deformen, reducir la emisión de microfibras y microplásticos, etc. Todo eso es una cultura que hay que valorar y divulgar porque es la que va a tener más efecto en la reducción de impactos y la durabilidad de las prendas. 

En Girbau contamos con Roser Zapata que es una experta en estos temas y que en esta entrevista nos daba cuatro consejos para reducir el impacto ambiental de nuestra colada. 

 

– El tema específico de los microplásticos daría para una entrevista aparte, ¿pero existe alguna solución para evitar que lleguen al mar? 

Ciertamente este tema da para mucho y está lleno de matices. Pero para hacerlo breve, estamos hablando de unas partículas que se generan por degradación del material al usarlo y básicamente vienen dadas por la calidad y el método de producción del material (en el caso de los sintéticos) y, en segundo lugar, por la tipología de la prenda y el uso que se hace de ella.  

Hay métodos de producción que generarán más o menos telómeros que se desprenderán con más o menos facilidad a lo largo de las distintas fases; y técnicas de hilatura y tejedurías distintas más o menos proclives que otras a que se desprendan las fibras. También los acabados, colores, estampados, tactos, funciones y un largo etcétera influirán en el comportamiento que tendrá la prenda durante su vida útil y, por lo tanto, en la cantidad de microplásticos que irá perdiendo. De todos modos, el uso desgasta por defecto, e incluso las prendas de más calidad sufren pérdidas con el tiempo. 

En este sentido quizás una solución interesante sería que el productor facilite información específica de este tema en la etiqueta de la prenda. Una indicación / proyección de lo que será el comportamiento de la prenda para que podamos escoger con mayor conocimiento (materiales que desprendan menos microplásticos cuando la función no requiera de otros más específicos), evitar ciertos usos más abrasivos de las prendas cuando no sea necesario (la abrasión por roce deja ir microplásticos al aire) o lavarla en las condiciones que eviten en lo posible que lleguen al medio acuático o lo hagan en menor cantidad. 

 

– También nos decías que el impacto en el uso depende del modelo de negocio asociado al uso de la prenda.

Totalmente. Y es que el uso no necesariamente implica posesión de la prenda. Estamos viendo como la servitización a través del alquiler, el intercambio y la reutilización se están poniendo de moda. Pero para que esto funcione, volvemos a la importancia de la calidad de las prendas y la cultura textil de la ciudadanía. 

 

– En este sentido todavía existe cierta barrera cultural al uso de ropa de segunda mano. 

Sí, no sé si es una barrera cultural o personal, pero está claro que muchas personas tienen reticencias a vestir ropa de segunda mano. Una solución interesante en este sentido pasa por garantizar el higienizado industrial de estas prendas que probablemente incrementará las posibilidades de éxito de este modelo de negocio. 

 

– ¿Alquilaremos la ropa en lugar de comprarla?

Yo creo que ambos modelos van a convivir. Por ello imagino prendas de fondo de armario en propiedad que tienen un uso intensivo y por ello deben estar realizadas con mucha calidad y ser fáciles de cuidar en casa. Y servicios de alquiler para prendas que usamos, como la ropa técnica o la ropa más especial, que requiere un lavado más profesional. El reto es conseguir que las prendas no se queden guardadas en los armarios, para ello ya tenemos los museos: los recursos que ya hay en circulación hay que aprovecharlos al máximo.

 

«El reto es conseguir que las prendas no se queden guardadas en los armarios, para ello ya tenemos los museos».

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– Otro tema que ha aparecido antes y que es clave trabajar para incrementar esta fase de uso es la de lidiar con la cultura de las tendencias y la ropa que pasa de moda. 

Sin duda. El reúso de la ropa también pasa por revisar los cánones estéticos actuales de manera que nos permitan salvar este gap. Los y las profesionales de la moda del siglo XXI tienen un papel muy relevante en este sentido. Diseñadores y sobre todo estilistas tienen un papel esencial aquí.

También será muy importante poner en valor la belleza de, por ejemplo, el material envejecido. Un tejano desgastado ya nos gusta, pero en muchas otras prendas no se admite.

 

«El reúso de la ropa también pasa por revisar los cánones estéticos actuales […] Diseñadores y sobre todo estilistas tienen un papel esencial aquí».

 

– Como el famoso “La arruga es bella”, de Adolfo Domínguez.

Exacto. Y lo cierto es que hoy día a nadie le disgusta el lino arrugado porque tenemos la percepción de que es bello. Pero en cambio no pasa con el algodón. Por ello será tan importante la cultura textil en general, para poder escoger una u otra prenda en función de una serie de criterios más amplios. 

 

– Clara, para terminar. ¿Algún proyecto de GirbauLAB relacionado con esta circularidad que nos puedas compartir?

Estamos involucrados en distintos proyectos que precisamente están buscando esta optimización en la fase de uso de las prendas, pero uno que me hace especial ilusión destacar en este contexto es que nos acabamos de adherir al Pacto para la Moda Circular, una iniciativa promovida por la Generalitat de Catalunya y que aglutina a múltiples actores del sector textil catalán, con el objetivo de hacer la moda circular y reducir los residuos textiles 

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Detalle de la 080Reborn, el primer desfile de moda en la 080 Barcelona Fashion Week realizado con ropa 100% de segunda mano.

 

Muchas gracias Clara por tu tiempo y gracias a GirbauLAB por fomentar el conocimiento compartido para generar una industria textil más circular. Gracias a vuestro apoyo, en las siguientes entrevistas de esta serie podremos profundizar en algunos de los temas clave que han surgido tras esta conversación.   

 

Logo_Girbau_Lab GirbauLAB es un espacio de innovación colaborativa creado para generar valor a través de la innovación. Girbau LAB identifica y trabaja con los entornos más avanzados e innovadores a nivel global para recoger y desarrollar todas aquellas iniciativas, ideas, soluciones y tecnologías de interés que pueden contribuir a transformar la industria y aportar valor a la sociedad. + info. 


Esta entrevista forma parte de un espacio de debate impulsado por GirbauLAB y So Good So Cute que persigue generar reflexión y aportar luz a aspectos esenciales de la circularidad en la industria textil.


 

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